
Se derrite a fuego lento, como agua ensordecida y gastada; como un cienpiés que camina distraido y ajeno a la inmensidad del mundo.
Se encoje en su cama, hecha un ovillo descansa; se encuentra despeinada, desnuda, desplumada.
Porque ella es ave, es ave líquida, fuera de toda realidad. Ella tiene alas, alas con sabor a alma.
Se encoje, derretida, sobre su cama. Y ahí duerme. Ahí descansa.
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