Miró por la cerradura, y todo lo que pudo ver del otro lado... era una pared de ladrillos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Es el sentido del tacto. Nos chocamos por la necesidad de sentir al otro. De no creernos solos en el mundo, de llenar los espacios vacios que dejan las almas cuando caminan dormidas sobre la tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario